martes, 24 de enero de 2012

Libros para bebérselos, por Noelia Jiménez

Libros / 'Una copa para dos' y 'Santísima Trinidad' rinden homenaje al mundo del vino
 

Advertencia: no abran ninguno de los libros de los que voy a hablarles si tienen hambre o sed. Van a sufrir. Porque sus páginas son un auténtico festín de buenos platos y ricos caldos y la gula se desata cuando ves comer y beber al de al lado y tú no puedes catar ni gloria.

Dicho esto, prosigo: hay libros que son para bebérselos. Y ahora que el vino de Rioja está tan de moda que crece hasta en crisis ("¿crisis? ¿Qué crisis?", se preguntan allí los bodegueros) algunas bodegas apuestan por ir más allá de la barrica y trasladan al papel la exquisita experiencia de echarse al paladar un buen vino. No hablo de libros sobre los mejores vinos, las añadas más resultonas o las bodegas con más pedigrí: hablo de volúmenes que integran el vino en la narración y lo subliman. Como "Una copa para dos. Relatos de mujer y vino", una colección de siete narraciones cortas que editan la Fundación Dinastía Vivanco y la editorial Everest. Coordinados por Espido Freire, en sus páginas se deleitan con el elixir de la uva autores de la talla de Lorenzo Silva, Juan Manuel de Prada, Rosa Regás, Juan Cruz, Vetle Lid Larssen, Boris Izaguirre o la propia Espido. Un auténtico homenaje a aquellas mujeres que de uno u otro modo han roto moldes y han hecho del vino un estilo de vida, bien como bodegueras, bien como catadoras de pedigrí (incluso en privado). La edición, magnífica, incluye ilustraciones y fotografías "vintage" del todo deliciosas.

Dinastía Vivanco se suma así a una tendencia literario-vinícola que abrió Ontañón con "Santísima Trinidad: flamenco, toros, vino", un valioso volumen en el que el periodista Pablo García-Mancha hace, sin quererlo, erudición (no pedante) sobre sus tres pasiones, tres universos místicos del que él sabe como pocos y que tienen un claro punto de unión: "El vino bueno sale de la tierra, como el cante del corazón, como el toreo brota de la yema de los dedos", nos explica García-Mancha en la introducción.

La historia del vino desde la Grecia antigua hasta la actualidad o cómo personajes de la talla de Francisco Umbral vivieron la experiencia de una buena copa de Rioja ("Beber vino es un acto de hedonismo por principio", confesaba en una entrevista a Pablo García-Mancha) son algunas de las perlas del extenso e intenso capítulo dedicado a la cuestión vinícola en un libro que se ha convertido en imprescindible para todo aquel que quiera saber, siquiera un poco, de esa Santísima Trinidad inescrutable, que apenas se atisba con los ojos encriptados de un corazón abierto en dos.

o Mi admirada Noelia Jiménez ha tenido a bien escribir este maravilloso artículo en Diariocritico.com y se lo agradezco infinitamente.

viernes, 16 de septiembre de 2011

RAFAEL RIQUENI AHONDA EN EL MEJOR RAFAEL RIQUENI

Rafael Riqueni, ayer en Sevilla.
"Ha sido el concierto más importante de mi vida y creo que he salido vivo; de milagro, pero vivo". Así resumió ayer el propio Rafael Riqueni desde el mismo escenario del Teatro Lope de Vega algunas de las sensaciones que se agolparon en su corazón durante la magnífica actuación que protagonizó anoche en la capital hispalense. Su regreso a Sevilla era mucho más importante que la mera presentación de Parque de María Luisa, su nueva obra; era el reencuentro con su ciudad, con su público, y especialmente consigo mismo, con todas esas sensaciones que le produce el escenario, que es su medio ambiente natural, y que le hacen recrecerse hasta límites insospechados. Rafael Riqueni es un corazón atormentado que ofrece lo mejor de sí con su guitarra en la mano dibujando en el aire melodías tan indiscutiblemente belllas como insondables. Riqueni se pasea por todos los precipicios y Parque de Maria Luisa es una demostración evidente de que su talento se mantiene intacto: composiciones breves, a veces diminutas, pero tan finas y delicadas, tan sensoriales, tan melódicas, que es un placer escucharlas porque mucho más allá de su maestría, de su virtuosismo limpio de trampas y continuos cambios de velocidad, sobresale su inimitable concepto, la manera que tiene de juguetear con los silencios, con las notas suspendidas, con los trémolos increíbles, como el de 'Cogiendo Rosas', seis minutos de una belleza incotestables, seis minutos de una tensión que puso al público en pie y a los corazones al borde mismo del colapso. Riqueni con 'Parque de María Luisa' abre un nuevo e insospechado camino a la guitarra flamenca, un camino tan personal, tan rico de aventura, tan fuera de las modas, tan trágico y sutil, que será difícil que alguien pueda recoger tanta inspiración. Riqueni es él mismo con todas las consecuencias.

Otra de las cumbres de la noche llegó de la mano de Mayte Martín, que cantó para un Rafael que hizo crujir su guitarra por soleá y por Málaga en dos interpretaciones que por sí mismas valieron por toda la noche. Fue sencillamentre tremendo: si la guitarra había sido cristalina como 'El estanque de los lotos', ahora sonaba negra por Jerez, por Triana, por Naranjito, por Melchor de Marchena, por Sabicas...
El concierto terminó con el grupo con un paseo por varias de las composiciones memorables de Rafael: 'Al Niño Miguel', 'Alcázar de Cristal', 'Mi tiempo' o 'Puerto de Triana', de su memorable 'Suite Sevilla', la anterior obra conceptual de Rafael Riqueni, una de las cumbres de la guitarra del siglo XX.

o Addenda personal: Al final de la actuación tuve la oportunidad, gracias a Antonio Benamargo, de departir un rato con Rafael y tomarnos, incluso, unas cervezas en un bar al lado del Teatro Lope de Vega. El maestro me dio las gracias por venir desde Logroño y yo le di la enhorabuena por su maravillosa actuación. Desde la presentación en Bodegas Ontañón de mi libro 'Santísima Trinidad' no se había vuelto a subir a un escenario. Me alegro infinito de haber podido estar en Sevilla y compartir con él y su gente su nagnífico regreso a las tablas, que en su caso, es a su propia vida.




o Programa de Parque de María Luisa (Primera Parte):
'Aquel día', 'El estanque de los lotos', 'La isleta de los patos', 'La explanada', 'El costurero de la reina', 'Cogiendo rosas', 'Te llevé de la mano', 'Esperándote', 'La glorieta de Bécquer', 'La glorieta de los Quintero', 'Plaza de España', 'Agua oculta' y los tangos de Parque de María Luisa 'Monte Gurugú'. Segunda Parte: 'Alcázar d Cristal', 'Soleá de Mayte Martín', 'El loco', 'Al Niño Miguel', 'Mi tiempo', 'Santa Cruz', 'Puerto de Triana', 'Vagabundo' y 'Aguita clara'. Músicos: Rafael Riqueni (Guitarra). Mayte Martín, artista invitada (Cante). Yago Santos (Segunda guitarra). Guillermo McGill (Batería). Manuel Calleja (Contrabajo). José Luis López (Chelo) y Pablo Maldonado (Teclados). Teatro Lope de Vega de Sevilla (lleno). Jueves, 15 de septiembre de 2011.

martes, 14 de junio de 2011

SANTÍSIMA TRINIDAD SE PRESENTA EN BILBAO ESTE JUEVES

El jueves 16 de junio se presentará en la Sociedad Bilbaína de la capital de Vizcaya el libro Santísima Trinidad. El acto estará presentado por Alfonso Carlos Saiz Valdivielso e intervendrá el propio autor de la obra. El presentador es Académico Correspondiente de las Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando y Ciencias Morales y Políticas, profesor de Derecho Político, escritor e intelectual de reconocido prestigio.

EL LIBRO. Un viaje iniciático hacia el flamenco, los toros y el vino que se convierte en una auténtica apología de la impureza: «No he creído nunca en la pureza como concepto artístico porque el arte, por definición, es mestizo y bebe de múltiples fuentes». El libro, de casi 600 páginas, prologado por el escritor Carlos Abella, supone un viaje personal hacia estas tres manifestaciones culturales (flamenco, toros y vino): “No he pretendido ordenar estos universos, sólo explicar por qué me emociona la vida y las razones por las que estas tres expresiones del hombre pueden llegar a crear en mi mente y en mi corazón parecidas sensaciones, temblores singulares, disquisiciones entre la vida y la muerte, experiencias sensoriales únicas, puros aullidos en el alma”, asegura el autor en la introducción. El toreo es un sentimiento antiguo, como el vino, como el flamenco. Son formas de entender la existencia en las que se depuran al máximo los sentidos para lograr el néctar de cada momento. «No he creído nunca en la pureza como concepto artístico porque el arte, por definición, es mestizo y bebe de múltiples fuentes. Si el toreo fuera puro, en esencia sería igual ahora al que se destilaba en los tiempos de Paquiro y Pedro Romero; si el flamenco fuera puro Camarón, Chano Lobato o Rafael Riqueni nunca hubieran existido; si el vino fuera puro, a nadie se le hubiera ocurrido, por ejemplo, hacer una fermentación maloláctica o investigar con barricas de roble americano o francés, y ni mucho menos jugar con tostados o fermentaciones controladas».

EL AUTOR Pablo García-Mancha (Logroño, 1968) es periodista y desarrolla su trabajo para diversos medios de comunicación. Las pasiones que le definen son el flamenco, los toros y el vino. Tiene la suerte de hablar -en Punto Radio y en TVR- y de escribir o haber escrito en diversos periódicos como Diario La Rioja, El País, Navarra Hoy, Diario de Noticias y últimamente en el suplemento de viajes de Abc. Presenta semanalmente Vivir para comer y Sol y Sombra, un espacio que ha sido reconocido como el mejor programa radiofónico taurino de España por la Academia de las Artes y de las Ciencias Radiofónicas. Su blog -toroprensa.com- obtuvo el galardón de larioja.com a la mejor bitácora riojana en 2008.




EL PERIODISTA SERGIO MORENO ENTREVISTA AL AUTOR

-¿Qué se va a encontrar el lector tras este título tan sugerente?
-He tratado de plasmar en palabras mis tres pasiones: el flamenco, los toros y el vino, que reúno sin ningún tipo de alarde en este libro que no pretende ponerse por encima de nadie. Soy consciente de que alguna materia no conozco tanto como otras. Por ejemplo, escribir la parte del flamenco, que es un poco más densa, ha sido para mí un auténtico placer porque he podido explicarme un poco mejor este arte, cómo llegó a eclosionar en España teniendo influencias musicales de muchas otras partes del mundo. El resto, los toros y el vino, sí que lo conozco mejor y he tratado de dar mi visión sobre estos dos elementos artísticos tan importantes en mi vida.
-’Santísima Trinidad’ ha sido posible gracias a la intervención de Bodegas Ontañón. ¿Cómo se fijó esta colaboración?
-Esta bodega de Rioja cumple su 25 aniversario, y Raquel Pérez, la directora de la bodega, me comentó en su día que querían escribir un libro y que contaban con mi colaboración. Pensé, entonces, que iba a ser un compendio de la historia, de los vinos y de su filosofía de vitivinícola durante todos estos años. Sin embargo, la sorpresa fue mayúscula cuando Raquel me dijo que podía escribir lo que quisiera. Sin duda, este hecho fue uno de los mejores regalos que jamás me han hecho porque jamás me había esperado una cosa así.
-Usted es un periodista acostumbrado a escribir en periódicos, donde el espacio es más bien escaso. ¿Cómo ha sido el proceso creativo de este libro?
-No ha sido excesivamente complicado. Creo que definir ‘Santísima Trinidad’ es complicado porque no es un ensayo, tampoco es un libro de narrativa. Es una especie de armario en el que el lector puede abrir uno u otro cajón y elegir qué quiere leer. Esta obra no tienen porqué ser leída de forma cronológica. El lector puede acercarse a José Tomás, o leer una entrevista con Ferran Adrià o conocer que Rita la Cantaora existió realmente. En este sentido también tengo que destacar la labor de maquetación de Raquel Pastor, que ha logrado plasmar acertadamente esos cajones de los que hablo en este libro.
-Todo arranca con una disertación sobre el flamenco.
-Como ya he comentado anteriormente, la parte del flamenco es la más densa y sin embargo de la que más orgulloso me siento. Es la más compleja porque trato de explicarme cómo ha sido posible que este arte haya podido arraigar tan profundo en este país siendo una música con tantas derivaciones e influencias. Esta parte finaliza con un repaso a lo que he denominado mis dioses mayores, los principales artistas flamencos que han marcado este arte y han formado parte de mi vida. El resto del libro gira alrededor de los toros y de los toreros y del vino.
-Y nos acercamos a su mundo taurino de la mano de cuatro grandes maestros.

-El toreo es un ejercicio que sale directamente del alma con un lenguaje artísticos muy antiguo. Y para este libro he elegido los cuatro toreros con los que yo más me identifico. El primero, José Tomás, porque es un artista sin igual, como le califico, el de Galapagar es mi patria. Diego Urdiales es el torero que más he seguido y con el que me une una relación de amistad fortalecida en el respeto profesional. Morante reúne en un solo lance toda la historia del toreo. Y este recorrido finaliza en la figura de Pablo Hermoso de Mendoza, que ha sido capaz de enseñarme amar un arte que jamás hubiera pensado que me gustaría. Creo que es el Joselito y Belmonte a caballo.
-Y finalmente el vino y la gastronomía.
-En esta parte me he centrado en dejar bien claro que el vino es un alimento que además aporta riqueza a todos los sentidos: el gusto, el olfato, la vista… e incluso el tacto y el oído. El vino inunda todos los sentidos, se puede degustar, oler, ver y también se puede tocar y hasta incluso oír. Nos provoca placer y así he querido plasmarlo incorporando conversaciones mantenidas con grandes cocineros del momento como Ferran Adrià, Lorenzo Cañas, Francis Paniego…




o Día: Jueves, 16 de junio
o Lugar: Sociedad Bilbaína, Calle Navarra, 1. Bilbao
o Horario: 19,30 horas
o Intervendrán: Alfonso Carlos Saiz Valdivielso (escritor), Raquel Pérez Cuevas (editora y directora de Bodegas Ontañón) y Pablo García-Mancha (autor del libro).
o web: http://ontanonlibro.blogspot.com/

jueves, 21 de abril de 2011

Alfredo Casas entrevista a Pablo García-Mancha sobre su libro 'Santísima Trinidad', en Arnedo Televisión





Entrevista de Alfredo Casas a Pablo García-Mancha, en Arnedo Televisión sobre su libro Santísima Trinidad, Flamenco, Toros y Vino. Esta conversación se produjo el pasado 19 de marzo en el Hotel Victoria, de Arnedo.

jueves, 17 de marzo de 2011

Padre, Hijo y Espíritu... (El Monosabio)

No era la primera vez que escuchaba ese aforismo que sobrevuela como si de una cigüeña más se tratase, las callejuelas de la antigua Gracurris: “En Alfaro hay dos de todo: dos equipos de fútbol, dos asociaciones taurinas...”, pero en la noche de ayer, nuestros amigos del Toril, consiguieron darle esquinazo al tópico y aunando a toda la afición, nos obsequiaron no con dos, sino con las tres pasiones que forman esa Santísima Trinidad que Pablo García Mancha está presentando con tanto éxito y con tanta “majeza” diría yo, en los foros a los que es llamado. Pero es que después del evento, quienes tuvimos la fortuna de quedarnos a cenar, vivimos otra suerte de Trinidad, no escrita, que seguro seguro, dará envidia a los aficionados que disfrutan charlando de toros: Digamos que el padre místico fue Carlos Abella, el ahora director gerente del centro de asuntos taurinos de la Comunidad de Madrid, además de escritor y amante-erudito de la cultura taurina, nos contó un montón de historias, nos adelantó sus proyectos culturales para la plaza de Toros de las Ventas, y nos dejó pinceladas de esas bambalinas cuasicircenses que adornan la trastienda del coso más importante del mundo. Como hombre inteligente que es, sabe que vale más por lo que calla que por lo que cuenta y por supuesto, nadie osó intentar “tirarle” de la lengua porque el esfuerzo hubiera sido baldío. El hijo fue reencarnado por Pablo, quien por una vez en su vida, y sin que sirva de precedente, no fue el que más habló en la sobremesa y no lo hizo porque me consta, que como hombre inteligente que también es, sabe que escuchar de quien puedes aprender, es todo un privilegio. Sólo diré una cosa más de él: tiene amigos (parece una tontería pero no lo es, pensad en ello). El Espíritu Santo, llegó tras la presentación del libro. Venía desde Madrid, cansado e imagino que con ganas de estar con su mujer y su hija, pero Diego Urdiales, el maestro Diego Urdiales, también es de los que sabe tener amigos, y allí acudió y como siempre, al Grupo Mancha le dieron las tantas hablando de encastes, de Morantes, de Tomases, de México, de los Chopera, de El Cid, de Madrid, del maestro Rincón, de Sevilla, e incluso de Fran Rivera..., qué cosas, verdad?.

o Publicado en el blog El Monosabio

Presentada con éxito la 'Santísima Trinidad', por la Asociación El Toril de Alfaro

La noche de ayer pasó fugaz como fugaz es el arte de torear, si acaso el más efímero de todas las habilidades plásticas con que el hombre manifiesta su persecución máxima: tomar cuanto tiene en su propio entorno, malearlo y dotarlo de su propia humanidad, siendo la búsqueda de la belleza su objetivo final.

Texto original, aquí.
En el Palacio Abacial del Ayuntamiento de Alfaro, transcurridos quince minutos sobre la hora programada por motivos puramente meteorológicos, Carlos Abella abrió la velada con una acertado y fraterno acercamiento a las tres pasiones que se conjugan en el libro de Pablo García-Mancha y a la propia figura del autor, cuya amistad y complicidad quedó patente a lo largo de la presentación. Carlos, autor de biografías de diestros como José Tomás, Paco Camino o Luis Miguel Dominguín, es el actual Director Gerente del Centro de Estudios Taurinos de la Comunidad de Madrid y su paso por Alfaro no lo desaprovecharon los asistentes a la conferencia, que le preguntaron por la situación de la primera plaza de toros del mundo, cuál era planteamiento de ganaderías para esta nueva temporada o por dónde podría ir enfocado el nuevo pliego de condiciones que regirá el coso venteño durante los próximos años. Por su parte, Pablo fue desgranando con su habitual soltura dialéctica los entresijos del libro que presentaba, desde el primer contacto con la familia de Bodegas Ontañón, que le concedió libertad máxima para editar un libro que sirviese como emblema del veinticinco aniversario de la creación de la casa, hasta los pequeños detalles que siempre despiertan el interés de los más curiosos, como la visita de ese enemigo universal y contumaz que todo artista, sea torero o cantaor, recibe tiempo antes de pisar el albero o salir al escenario: el miedo, el miedo a no defraudar, el miedo al fracaso, el miedo a ser engullido al perder la confianza de todos aquellos que depositan sus ilusiones en poder ser espectadores, mediante el pago de una entrada, de las sutilidades que nacen de una garganta o en la palma de unas manos meciendo el tiempo. Como sorpresa final, se proyectó un vídeo que pudo visionarse el día de la entrega del penúltimo Capote de Oro de la Comunidad de La Rioja concedido a Diego Urdiales, en el que se pudo ver imágenes de la trayectoria artística de nuestro diestro mientras se escuchaba, entre acordes y silencios flamencos, la voz del propio Pablo relatando con poética emotividad las tardes más transcendentales del de Arnedo.Tras la presentación, la Asociación ofreció un lunch para acompañar la degustación de un excelente Reserva de Ontañón, que tuvo una gran acogida por el público y recibió grandes elogios en los corrillos. Agradecer a la familia Pérez-Cuevas, y especialmente a su hija Raquel, directora comercial de la bodega y que pudo acompañarnos personalmente, el interés por apoyarnos, por no dudarlo ni un solo instante desde que les planteamos la iniciativa, por su afabilidad, su cariño y su buen hacer, garantizándonos, con su presencia, nuestro éxito.

lunes, 7 de marzo de 2011

Santísima Trinidad, tríptico de pasiones, por Santiago Navascués

Si de religión estuviésemos hablando, el presente título haría mención a esa extraña convivencia de Dios en tres seres a un tiempo: padre, hijo, y espíritu santo. Pero no es de religión de lo que hablamos. O puede que sí.

Santísima Trinidad, el último libro del periodista Pablo García-Mancha es una obra que ahonda en las tres grandes artes que conmueven al autor por encima de todas las demás: flamenco, toros y vino. En ella, con ferviente devoción e inmerso en la profunda admiración que siente hacia los hombres y mujeres que sustentan cada una de estas pasiones, Pablo nos adentra en un mar tremendamente expresivo y ordenado a un tiempo, en el que las ideas y los conceptos, la didáctica y la historia, el sentimiento y la belleza que de este genial triunvirato dimana, confluyen a través de un torrente hábil y rico cargado de una suerte de arrebato cabal, el que carga su pluma y se extiende a lo largo y ancho de casi seiscientas páginas que el lector podrá degustar a pequeños sorbos, como esos silencios medidos que rompen el quejumbroso precipitar de una toná; como esa media verónica eterna y fugaz que dibujó en el aire venteño, en el pasado San Isidro, el mágico capote de Morante, que bien vale la feria entera; como los vinos con personalidad, los que colman de mil sensaciones a los paladares más exigentes.

Pablo nos acerca el flamenco de una manera amena y viva, sin olvidarse de tomarle el pulso a la historia que lo contempla. Nos enseña que, a pesar de lo que pueda parecer y de los múltiples esfuerzos por mantenerlo aislado que los supuestos protectores de este grial auténtico que conmociona y hace llorar pretenden , el flamenco es un arte vivo e híbrido, y que la mezcla de sangres, en lugar de privarlo de pureza, lo ha rebosado de vida y de matices nuevos, de rutas alternativas trazadas para que tocaores y cantaores transiten por ellas y puedan alcanzar el mismo objetivo, el de expresar toda la creatividad que albergan en su fuero interno con la mayor libertad posible. Por la época en la que le ha tocado vivir, hace un repaso a sus Dioses Mayores, entre los que destacan Camarón de la Isla, Paco de Lucía, Chano Lobato, Mayte Martín, Rafael Riqueni, Enrique Morente, Carmen Linares, Niño Miguel, Poveda, Manolo Sanlúcar…

De igual modo, descubrimos el vino, su historia, sus dicotomías dentro y fuera de España e incluso en la propia Rioja, el buen mal que representó la aparición de la filoxera allá por los albores del siglo XX y que supuso un punto de no retorno entre el vino riojano de la época, entendido como un elemento más de la gastronomía perfectamente ligado a la cultura, y el vino que vendría después, al que se le dedican horas de estudio y análisis, lo seleccionan, lo cuidan, bregan por conseguir altas cotas de calidad renunciando a la aparente abundancia de la cantidad, porque al fin comprenden que sólo mediante la producción de buenos caldos se consigue alcanzar el alma, y lo que al alma toca, como lo que en la memoria se graba, perdura hasta el fin de los días en el corazón de los hombres.

Y si hay algo que se nota que prevalece en el corazón de Pablo, ese es el mítico, universal y eterno arte de los toros. Esta frase no es gratuita. Ni mucho menos. Esta frase resume cada una de las oraciones que vuelca en el pasaje que dedica a la tauromaquia, el más extenso y emotivo, el más sentido y apasionado, nacido al completo al calor de la entraña. Son los pilares sobre el que fundamenta su concepto de los toros, por este orden: José Tomás, su patria, una acertada aproximación para entender, el que quiera, al en ocasiones malentendido diestro de Galapagar; Diego Urdiales, torero de sus retinas, o la constatación de que los sueños, si se persiguen con paciencia, prudencia y perseverancia, se alcanzan con las yemas de los dedos, las mismas que precipitan el alma al torear; Morante, el toreo puro, o la máxima expresión de la genialidad y la belleza; y Pablo Hermoso de Mendoza, el torero sublime, el Julio César del rejoneo, que llegó, vio y revolucionó para que ya nada fuese igual. Finaliza con un paisaje impresionista en el que mezcla y da su sitio merecido a otros nombres, desde Sergio Domínguez a Curro Romero, pasando por Molés o Victorino. Principia la cuestión con su sobrecogedor y extremadamente bello “El toreo, un ejercicio del alma” un pensamiento en voz alta en el que nos brinda, embriagado de tardes en el recuerdo y de faenas soñadas, qué es para él el toreo. Quién esto escribe aún recuerda que el alumbramiento público de estas cuartillas, apenas tres pero en las que se vuelca como el legendario Antonio León en la suprema suerte, con verdad y por derecho, tuvo lugar en un abarrotado Teatro Cervantes al tiempo que los allí presentes, emocionados, teníamos la oportunidad de ver proyectado un magnífico video que hacía un bonito repaso a la trayectoria profesional del ganador del Capote de Paseo de La Rioja 2009, Diego Urdiales.
La principal conclusión a la que yo he llegado al leer este libro es que, por una parte, estos tres artes, como todos las demás, deben beber y beben de la tradición y de la historia para renovarse continuamente una y otra vez, para resucitar y seguir cautivando al que escucha, al que ve, al que prueba. En definitiva, al que siente.

La segunda de las conclusiones la obtengo tras la lectura, pero también la obtuve un buen día de boca del propio Pablo, uno de los primeros días que tuve la suerte de conocerlo. Y decía así “desconfía siempre de quien no adereza todo lo que hace con pasión, desconfía de los desapasionados, porque sin pasión, sin emotividad, sin entrega gratuita, no hay nada”.

o "Santísima Trinidad: Flamenco, Toros, Vino" será presentado por Pablo García-Mancha, y prologado por Carlos Abella, el próximo 11 de marzo a las 21.00 h. en el Palacio Abacial de Alfaro. Estáis todos invitados.

o Este artículo se puede leer en su enlace original aquí (Blog de la Asciación El Toril, de Alfaro)

martes, 1 de marzo de 2011

Vino y flamenco, diálogo sonoro (Santísima Trinidad en 7 Caníbales), por Cristina Alcalá



Rafael Riqueni, en Bodegas Ontañón
En el pasado mes de noviembre el flamenco fue declarado Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Unesco. El vino, tangible y bebible, no se ha llevado nada. Bueno, seamos optimistas, un poco sí, ¿no forma parte su consumo moderado de la dieta Mediterránea?. Pues eso, algo de consideración ha tenido la Unesco.

Pero más que de dietas, me gustaría hablar sobre el arte del flamenco y reflexionar sobre su relación con la cultura del vino. El motivo no es solo porque está de enhorabuena, sino porque da la casualidad de que en el último año he asistido a varios encuentros flamencos donde el vino tenía una presencia importante; he conocido a guitarristas, cantaores y palmeros de muy buen beber, entendidos y amantes apasionados del vino. Incluso en una ocasión tuve la oportunidad de compartir una interesante jornada de cata y flamenco, no sin cierto temor ante la audiencia que acudía, pues para mí era la primera experiencia “en directo” . Fue en Santa Cecilia (veterana tienda de vinos en Madrid), y mi compañero era El Mami, guitarrista que ha acompañado a grandes voces del flamenco. La atención, el silencio, la calma de las casi cien personas allí reunidas me impresionó. Un estilo, un palo, diálogo sonoro. Expresiones artísticas y tienen mucho en común. Y otra coincidencia más, pocos meses después salió publicado el libro “Santísima Trinidad”, editado por la bodega riojana Ontañón, y escrito por Pablo García-Mancha, donde flamenco y vino son protagonistas. Por cierto, una bodega cuyo lema es “viña, vino y arte”, y que desde el año 2001, fecha en la que inauguró su primer concierto entre barricas con Juan Habichuela, han pasado artistas de la categoría de Pansequito, Mayte Martín, José Menese, Enrique de Melchor o Rafael Riqueni.

Dos expresiones artísticas
El arte jondo o flamenco, y el arte del vino entendido como expresión cultural, son artes relacionadas con los sentimientos, con la emoción. Y ambos han traspasado fronteras. La disciplina del flamenco (cante, baile y guitarra), y el arte de elaboración (viña y bodega) son respetadas y llegan a casi todo los rincones del planeta independientemente de la cultura de origen. El flamenco, de lo que fue y es expresión artística de un pueblo, y de raíz española (aunque de dudoso e incierto origen), es un arte considerado como tal desde hace poco; es un arte relativamente joven, unos 200 años, pero que hoy merece el respeto del que en otros tiempos no muy lejanos carecía. El vino es parte de nuestra cultura mediterránea. Es la tierra, el trabajo del viticultor, ha sido y es economía familiar, y ha pasado a tener una consideración y respeto social hasta hace poco desconocida. El vino representa status en sociedades civilizadas. Hoy por hoy, vino y flamenco no tienen fronteras, representan parte de lo genuino español y triunfa en todo el mundo.

Vino y flamenco pueden ser interpretados y moldeados por el artista. El guitarrista transmite su ritmo, hace suyo una nota y acompaña al cantaor en su sentir de letra y música. El enólogo transmite su forma de entender el vino a través de la tierra, las uvas…incrusta en el vino su impronta. Pero ambos, y esto es lo más fascinante, puede ser interpretados por el espectador, por el aficionado. Flamenco y vino mantienen una relación especial con el público. Existe un acercamiento emotivo y sentimental sin necesidad de conocimientos artísticos ni técnicos. Lo emotivo está por encima de los estético. Nace del corazón, evoca los sentidos y despierta sensibilidades. Y aparece “el duende”, esa relación tan especial y única que conecta al artista con su público.

Jean Cocteau escribió, “el flamenco es un fuego que se empeña en morir y renacer”. La definición casi perfecta de la intemporalidad y universalidad del flamenco. Y del vino también. Vino y flamenco están sujetos a tendencias que lo enriquecen (aunque los puristas no estén de acuerdo). Están en constante evolución. Aparecen nuevas generaciones de intérpretes, artistas que dejan su huella en un arte puro, que reinterpretan una historia universal heredada. En el vino, nuevos enólogos y bodegueros que, a su manera, también interpretan la tierra, dan forma, su forma personal, al sentir del vino. Pero siempre, y en ambos caso, perdura y se hace presente el respeto al origen. Ya lo dijo Manuel Machado “vino, sentimiento, guitarra y poesía/ hacen los cantares de la tierra mía”.

o Artículo publicado por Cristina Alcalá | De narices, Vino y dijo... en www.7canibales.com

lunes, 21 de febrero de 2011

Santísima Trinidad, un libro para paladear la vida, por Carlos Abella en 'El Imparcial'



Pablo García-Mancha (Logroño, 1968) es un joven periodista de La Rioja que ha escrito un gran libro sobre tres de sus pasiones: el vino, el flamenco y los toros. Santísima Trinidad. Flamenco, Toros, Vino (Ediciones Bodegas Ontañón, diciembre 2010) es un libro audaz, denso, que hay que paladear como un buen caldo de La Rioja Alta y en el que hay mucha calidad literaria, gran sensibilidad descriptiva y una gran riqueza conceptual. Pablo G. Mancha es periodista y en el periódico La Rioja escribe de toros y de alguna de esas pasiones ya descritas, pero es ante todo un escritor. Y digo escritor en el sentido más plural y hondo del término. No es un crítico solamente de toros o de gastronomía. Hace pocos años —cuando le descubrí— leí una inteligente, audaz y razonada defensa del diestro José Tomás, el torero que más ha sido capaz de entusiasmar a los españoles, sean o no aficionados. Y en esa defensa percibí que Pablo G. Mancha hacía de ella una “causa”, porque Pablo necesita que escribir tenga algo de militancia, de combate, de argumento dialéctico, de convicción intima. Gracias a este magnífico libro, los lectores van a descubrir no solo la clave del misterio de José Tomás, sino la entraña de su Rioja, verdadero paraíso terrenal de las materias primas más elementales y terráqueas. Gracias también a su generosa capacidad descriptiva, Pablo G. Mancha nos deja en este libro pasajes tan bellos como éste, que reproduzco: “Hay parajes en La Rioja donde los colores de los viñedos son especialmente caprichosos: cada majuelo un tono, casi cada renque, cada planta dispone de su propia paleta para desafiar al repertorio inagotable del color, a la intensidad de los marrones que desfilaban en una increíble gama que se alzaba carmesí e incluso rosa para resbalar con eficacia por una indescriptible traza de violetas, añiles, cerezas, rosas palo, marrones mil veces entreverados, ocres, rojos, anaranjados, amarillos pajizos, amarillos que coqueteaban con el ámbar o con el negro más oscuro e indefinible en hojas que estaban a punto de rodar yertas por el suelo a los pies de las vides”. Este libro es un viaje personal hacia tres manifestaciones culturales: el flamenco, los toros y el vino. En este libro hay erudición sobre el vino, su crianza, su historia, y su intima conexión con la civilización cristiana y la Ruta Jacobea, en ese iniciático Camino de Santiago de Compostela, tan fecundo en sabiduría. En este libro paladeas el color y el sabor de los grandes tintos riojanos, su compleja y precisa elaboración, y también el cristalino matiz de los pálidos blancos. Hay en Pablo G. Mancha claras herencias del gran Néstor Luján, uno de los hombres más ricos en saber, en paladar, en conversación, en sabiduría, en capacidad para narrar, para relatar y para divulgar cuanto de apasionante hay en el vino, en la historia, en los viajes, en los toros, el boxeo, en la gastronomía. Como él, tiene Pablo G. Mancha todo ese don para compartir su pasión con una pluma profunda, un estilo con la grandeza de la sencillez, con el adorno necesario y sin pedantería.

Decir que el toreo es un ejercicio del alma, como dice y escribe Pablo, es el mejor antídoto contra las versiones chatas del inculto antitaurino, además de ignorante incapaz de captar cuanto de bello hay en la genética taurina, de impresionante en la embestida de un toro bravo y de hermoso, hondo y auténtico en la verónica mecida de Morante de la Puebla o en un majestuoso estatuario de Cagancho. Y por último, hay en este libro la sensibilidad que el cante de Camarón, las guitarras de Vicente Amigo o de Rafael Riqueni, a la que define como “lenta, parsimoniosa, sensible y cabal, compleja y delicada, sutil y tremebunda”. Pablo G. Mancha demuestra en este libro que hay tipos capaces de estremecer nuestra alma con un capote o una cuerda, de hacer brotar nuestra reprimida lágrima y de devolvernos la confianza, la fe y la ilusión en la capacidad creativa del ser humano para hacernos felices, a sorbos de caldos, de mágicas visiones toreras, de exquisitas degustaciones de manjares sencillos y bien condimentados, de escuchar rasgueos de púas sobre finísimas cuerdas y roncas gargantas que dicen cuanto se puede sufrir y amar en esta vida. Enhorabuena al autor y a Bodegas Ontañón, porque ha sido una feliz iniciativa celebrar el 25 aniversario de su bodega con este regalo.

o Pablo García-ManchaSantísima Trinidad. Flamenco, Toros, Vino. Ediciones Bodegas Ontañón. Logroño, 2010. 572 páginas. 24,90 € (CRÓNICA DE EL IMPARCIAL, ENLACE AQUÍ).