domingo, 16 de enero de 2011

Y RIQUENI LLORÓ (POR LUIS DOMÍNGUEZ)

Las musas del arte se detuvieron el sábado por la noche en Bodegas Ontañón, el arte a menudo se nutre de la inspiración y la inspiración casi siempre surge del arte, el arte no es arte sin pasión y las pasiones no son pasiones sin esfuerzo.

Bodegas Ontañón cumplía 25 años y para ello convocó en una noche mágica el arte hecho fotografía de Fernando Díaz y su exposición "Tierra", sobre los viñedos de Ontañón , la inspiración de la guitarra flamenca de Rafael Riqueni y la pasión reencarnada en libro de Pablo García Mancha con su esperada y misteriosa "Santísima Trinidad", todo gracias al trabajo y al esfuerzo de una familia. Ontañón, que vive por y para el vino, que hace de su trabajo arte, inspiración y pasión y que nos abrió las puertas de su casa para poder sumergirnos en su laberinto sensorial y ver como el Maestro Riqueni le dedicaba una pieza a su amigo Enqrique Morente, una pieza compuesta por el para la Esperanza de Triana que Riqueni tocó deslizando el corazón por las cuerdas de su guitarra y punteando los soniquetes con el alma rota de dolor por la pérdida de su voz, de su cobijo y de su comprensión. Y Riqueni lloró.